lunes, 11 de febrero de 2013

Ya llegan los carnavales y con ellos todos a disfrutar de la música y del baile. Desde aquí queremos pasarlo bien con una poesía que hemos encontrado y nos parece muy adecuada al momento.


LOS DISFRACES DE INÉS

Irene era una presumida:
le gustaba ir muy bien vestida. 
En cambio, sus hermana Inés
siempre se ponía los trajes al revés.

El domingo, ambas salieron
de paseo con sombrero.
Inés se lo caló
con tal salero,
que parecía un bombero. 

Para la fiesta de disfraces y cotillón
que daba la prima Valeriana,
Irene se vistió de sevillana
con volantes, pulseras y pendientes.

E Inés fue en camisón  
y dijo que era la Bella Durmiente. 
Cuando fue mayor, 
Irene se compró zapatos de tacón. 

Mientras, Inés, que era distraída,
salía a la calle en zapatillas.
Irene se casó   
con un coronel de Aviación. 

E Inés lo hizo 
con un chico muy listo.
Y aunque no comieron perdices    
(porque no les gustaban   
y además eran muy caras),
las dos fueron muy felices.

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